miércoles, 30 de octubre de 2013

Hora de brujas!

No creo en las brujas, pero todos saben que las brujas existen, en la realidad o en la imaginación. Las hay de todas formas, colores y tamaños.


Perlas De Bruja

Autor: 
    Editorial: SM

      Con hechizos y conjuros, la niña bruja de estos poemas va cambiando el mundo a su alrededor, mientras ella misma se transforma y crece. Pero aunque usa capa negra y medias de tul de telarañas, esta bruja se parece mucho a una chica como las demás...




    Cuentos Con Brujas

    Autor: CABAL GRACIELA BEATRIZ



    Este libro, justamente, trata de ellas, en dos historias fascinantes. La primera es la de Pablo, Camila y su increíble travesía por las altas montañas donde encuentran la famosa 'Cueva de las brujas'. En la segunda se suman diablos y otros personajes extraordinarios, presentes desde siempre en los cuentos de terror. Son dos relatos que despertarán, sin duda, las emociones de los lectores aventureros y valientes.








    Serafin El Escritor Y La Bruja
    Autor: 
      Editorial: AGUILAR

    Serafín es nuevo en el barrio y no tiene amigos. Sus papas no tienen tiempo para él. Amanda es una bruja buena que no encaja en el mundo de las brujas. Su hermana le recrimina que jamás ha convertido un solo príncipe en sapo. Felipe Echenique escribe biografías, pero está cansado de su trabajo y nada lo inspira. Un 31 de octubre, noche de brujas, los tres posan su mirada sobre la misma estrella. Su brillo mágico hace que los destinos se crucen y se unan para siempre.


    Yo Soy Una Bruja

    Autor: 
      Editorial: EMECE

    Todavía no soy una bruja verdadera del todo. Por ahora soy solamente una brujita. Mi mamá es la bruja Cakle-Cakle y mi papá es el monstruo verde.



    Radiografia De Una Bruja
    Autor: 
      Editorial: DEL ECLIPSE
    íMomento único! Las brujas, en un descuido, dejaron entreabierta una ventana para beneficio de todos nosotros, los curiosos.
    Para espiarlas basta con asomarse a las páginas de este libro, atravesado por ráfagas de escobas voladoras y poblado de sombreros puntiagudos, muy útiles para pinchar incrédulos.



    Las Brujas

    Autor: 
      Editorial: AGUILAR






    Las brujas de todo el mundo, bajo la apariencia de señoras corrientes, están celebrando su convención anual: en ella han decidido aniquilar a todos los niños. Pero el protagonista de esta historia y su abuela conseguirán vencerlas gracias al ratonizador mágico.


    LA BRUJA DE ABRIL Y OTROSCUENTOS 

    AUTOR: Ray Bradbury
    EDITORIAL: SM

    Una habitación que reproduce los sueños en imágenes, un choque entre negros y blancos en Marte, una bruja que busca entender el amor, unos tranquilos fareros que deben soportar el violento romance entre una sirena y un extraño monstruo marino... Ray Bradbury deleita al lector con atmósferas perturbadoras y lo invita a preguntarse a dónde lo podrían llevar sus fantasías.




    El Arbol De Las Siete Brujas Y 

    Otras Historias Entre - Las - Hadas


    Autor: SCHUJER SILVIA, GONZALEZ BURGOS JAVIER

    Cuentos con brujas, hadas, elfos, duendes y gigantes que, entre hechizos y fórmulas mágicas, unen reinos y desatan guerras; pierden varitas y encuentran castillos, alborotan jardines y hasta descubren compañía para un pequeño gigante aburrido.


    Autor: 
      Editorial: EDELVIVES

    ¿De verdad las brujas, los fantasmas o los vampiros son tan malos como los pintan en los cuentos? 











    Cuento: ¡Silencio, niños!

         Autor: 
           Editorial: NORMA



    La Momia entró a la clase y todos se pusieron de pie. 
    —Buenas tardes —saludó. 
    —Bue - nas - tar - des - se - ño - ri - ta —le contestaron. 
    La Momia se puso los anteojos, sacó el registro del escritorio y empezó a pasar lista: 
    —Drácula. 
    — ¡Presente! 
    —Frankestein. 
    — ¡Presente! 
    Y siguió: 
    — ¡Garramunda! 
    — ¡Pdecente, ceñodita! —le contestó una bruja ceceosa. 
    — ¿Dónde está el Lobizón? — preguntó la momia de repente— ¿Hoy también faltó? 
    Un espectro verdoso se levantó de su asiento y dijo respetuosamente: 
    — Sí, faltó. Me mandó decirle que su abuelita todavía está enferma. 
    En el fondo del aula dormía un joven ogro. 
    Roncaba como un santo. Era uno de los más grandes y había repetido catorce veces primer grado. La Momia lo despertó tirándole un borrador en la nuca. Era su alumno favorito. 
    Por fin, todos estuvieron listos para empezar la clase. No volaba una mosca. 
    La Momia se plantó frente al pizarrón y se aclaró la garganta: 
    —Buem. Abran el manual en la página 62. Hoy vamos a aprender a atravesar paredes, algo muy útil en la vida. Si lo aprenden como es debido podrán aterrorizar a mucha gente y hacer de veras ¡muuucho daño a la humanidad! 
    Aquí la Momia se emocionaba. Siempre que hablaba de hacer mal a la humanidad se le humedecían los ojos y ponía voz de flan. Frente al libro abierto, los alumnos leían la lección a coro. El atravesamiento de paredes era más bien una clase práctica. Uno a uno, fueron ejercitándose. 
    Primero atravesaron una plancha de telgopor. Después una madera de dos pulgadas. Por último, tenían que atravesar la pared que daba al salón de actos, de donde los echaban porque un grupo de compañeros estaban ensayando la “Canción de la araña”. El más hábil de todos resultó ser el Fantasma. Eso de atravesar paredes se lo habían enseñado sus padres de chiquito. Había un vampiro también bastante habilidoso. Atravesaba con elegancia. 
    Por la mitad de la clase, le tocó el turno a Frankestein. La maestra lo llamó al frente. Pasó. Se ajustó el cinturón, se llenó los pulmones de aire para hacerse más esponjoso,cerró los ojos y avanzó decidido hacia la pared. 
    Muchos años después, ya jubilada, La Momia seguiría recordando aquel día extraordinario, el choque fue terrible. 
    La cabeza de Frankestein sonó como una caja llena de tuercas lanzada contra una escollera, pero él ni pestañó. Un salpicón de bisagras, remaches, astillas y peladuras roció a todo el mundo. 
    La maestra pegó un grito creyendo que su alumno se desarmaba. Corrió a ayudarlo, pero Frankie estaba decidido a avanzar. Y avanzó. 
    Era un muchacho sólido, tenía amor propio y no lo iba a detener una pared. 
    Pasar, pasó. Abrió un boquete de cuatro metros por dos y arrastró el piano que estaba del otro lado. Los integrantes del coro aplaudieron. Detrás de él la pared entera se derrumbó y con ella el cielorraso. Unas grietas espantosas aparecieron en el aula y en el techo del salón de actos. 
    A Frankestein le pareció un triunfo total. Estaba dispuesto a demostrarle a su maestra lo bueno que era para pasar cosas. Esta vez arremetió contra la pared que daba al patio con el ímpetu de un tren carguero. 
    Alumnos y maestros empezaron a correr porque el edificio entero se resquebrajaba. Los murciélagos levantaron vuelo desordenadamente. Frankie siguió atravesando paredes, una tras otra, siempre con el mismo éxito. Cuando atravesó la última, el edificio, viejo y ruinoso, se vino abajo. Desde la vereda de enfrente, todos miraban alborotados el radiante cataclismo. El polvo desmoronado hacía toser al portero. 
    La Momia corrió a rescatar a Frankestein de entre medio de los escombros. Estaba averiado pero contento. Enseguida le vendó las partes machucadas. Después lo miró babeante de orgullo y le dio un beso. 
    Evidentemente, no era lo bastante transparente, poroso y aéreo como para atravesar paredes. Pero, en cambio, era un as para los derrumbes. En toda su vida de maestra La Momia nunca había visto una catástrofe tan completa. Se imaginó que con un poco de práctica Frankie podía causar desastres mundiales. 
    Ese mes le escribió en el boletín de calificaciones: 
    “Te portas cada día peor. ¡Adelante! ¡Sigue así!”